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  ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN POLÍTICO-SOCIAL DE VENEZUELA A COMIENZOS DEL SIGLO XIX
 
 ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN POLÍTICO-SOCIAL DE VENEZUELA A COMIENZOS DEL SIGLO XIX

 

 

Iniciado el proceso de liberación del poder español la opinión de la sociedad venezolana se divide entre realistas y patriotas. Sucesivos momentos históricos propicia la división de opinión de los pobladores crea tendencias entre grupos antagónicos o personalistas tales como: centralistas, federalistas, paecistas, santandereanos, bolivarianos, separatistas, tadeistas, gregorianos, federales, guzmancistas, continuistas, legalistas y un sin numero de partidos a nivel regional y local, adheridos a los paritos dominantes como el partido conservador y el partido liberal, los cuales dominaron la escena política nacional, desde el período pos independentista hasta iniciado el siglo XX.

 

A partir de 1830 en Venezuela, la escena sobre la cual se montan los proyectos políticos queda abierta a una multiplicidad de tendencias, influencias y tipicidades estrictamente venezolanas, que tornan poco factible el empeño de interpretar semejante escena en clave liberal o conservadora. En realidad, los llamados liberales venezolanos tenían mucho de conservadores, y éstos mucho de liberales. Ello es así por el modo específico como se presenta la construcción de la nación venezolana.[1]

 

 

Las ideas políticas en las cuales se sustentaban estos partidos políticos en la práctica fueron sustituidas por regímenes despóticos, en una sociedad donde los caudillos se hacen del poder a través de crueles guerras que en nada benefician a las grandes mayorías del conglomerado nacional. Los caudillos que dominaron la escena política nacional hasta mediados del siglo XX, se caracterizan por se individuos que por su fortuna, nivel de instrucción y fuerza de atracción sobre el pueblo llano, logra su apoyo incondicional que le permite obtener poder político y económico.  A finales del siglo XIX el partido liberal venezolano era más que un nombre, se encontraba dividido en fracciones, representada cada una en diversos caudillos, la fracción más fuerte, era la del caudillo que estaba en el poder.

 

En 1898 termina la presidencia del General Joaquín Crespo, ya había elegido sus sucesor, el General Ignacio Andrade quien estuvo bajos sus órdenes en la Revolución Legalista; la maquinaria crespista manipuló los resultados, quedando ganador su candidato, perdiendo el proceso eleccionario el General José Manuel  Hernández (El Mocho Hernández), quién gozaba de gran popularidad.

 

Heredaba Andrade un país arruinado con los precios del café principal rubro de exportación de nuestra economía agro exportadora, en el mercado internacional en el suelo; el gobierno de Andrade pudo sortear las intentonas de desestabilización promovidas por el Mocho Hernández y de otro caudillo el General Ramón Guerra. Las victorias logradas por Andrade, le hizo sentirse afianzado en el poder, lo cual le permitió introducir cambios en la constitución para afianzarse en el poder y lograr y concentrar mayor poder político sobre el grupo de caudillos.

 

Cada vez que el sistema capitalista mundial se resiste, los coletazos de ese malestar repercuten directamente sobre Venezuela a través de las fluctuaciones de su comercio exterior, del cual ha sido tan dependiente tanto en el siglo XIX como en el siglo XX.

Al entrar en depresión los países industrializados disminuyeron su demanda de materias primas y productos alimentarios importados lo que afecto severamente las economías de los países productores y exportadores de esos bienes; así, a través del comercio exterior y los movimientos internacionales de capital, las consecuencias de las crisis capitalistas se trasladan a Venezuela.[2]

 

El ultimo parlamento del siglo XIX, denominado así por el historiador Ramón José Velásquez en su libro “La caída del liberalismo amarillo”, aprueba la reforma constitucional que encenderá la flama de la última revolución del siglo XIX; las reformas aprobadas liquidaron las Circunscripciones Militares, modifico la composición política del parlamento, modificó la división política del país, postergo las aspiraciones autonómicas de las provincias y deja abierta las pretensiones continuistas del mandatario.

 

 El acuerdo presentado por los sesenta y seis representantes que apoyan al gobierno, disponen volver a la división territorial en veinte estados que establecía la Constitución de 1894; reforma tres artículos de la Constitución Nacional; regula la organización provisional de los estados; excita al Congreso a dictar leyes constitutivas de las Cortes Federales y de Casación y de las Asambleas Legislativas y autoriza al Presidente Andrade para el nombramiento de funcionarios interinos que presidan este cambio radical en la organización política del país. En una palabra, un golpe de estado, en la cual los soldados están reemplazados por los diputados y senadores y los fusiles por las papeletas de votación.[3]

 

Narra el General y ex presidente de la república Eleazar López Contreras en su libro “El Presidente Cipriano Castro", sostiene que en las primeras horas de la noche del 23 de mayo del año 1899, el General Castro dio inició a la Revolución Libertadora desde Colombia en el sitio de Los Vados y que en la madrugada del 24 estaban en Capacho, ya ocupado por la rebelión. La revolución avanza victoriosa sobre Capacho, El cobre, La Grita, Tovar, Elido, Mérida, Tabay, Chachopo, Valera, Carora, Barquisimeto, Cabudare, Yaritagua, Urachiche, Chivacoa, Boraure, Nirgua, Miranda culminando con el rotundo éxito del ejército restaurador en la batalla de Tocuyito, la cual le permite a Castro acceder al poder el 23 de octubre de 1899 cuando entra triunfante a Caracas.

 

La Revolución Liberal Restauradora que acaudilla el General Cipriano Castro, ha quedado dueña del campo, en la acción librada ayer en Tocuyito contra las fuerzas defensoras del gobierno. Antes de empezar la batalla, Castro pasó revista a sus efectivos: 400 oficiales y 1.600 individuos de tropa. Los recursos del bando contrario eran superior: 4.600 hombres bien armados bajo el mandato de los generales Diego Bautista Ferrer y Antonio Fernández. Sin embargo, la anarquía entre los jefes militares ha traído el desastre para la causa de Andrade. No hubo coordinación de esfuerzos y la dirección y la dirección esta vez, como en los encuentros anteriores, fue deficiente.[4]

 

 Con Castro se inicia el poder de los andinos en la escena política del país, hecho denominado por los historiadores andinismo, los más conservadores sostienen que este período termina con el gobierno dictatorial del General Marcos Pérez Jiménez, otro sostienen que culmina con la segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez y el Dr. Ramón José Velásquez, quién lo sustituye en el cargo, cuando Pérez fue suspendido e imputado por hechos dolosos por el Congreso Nacional. 

 

Sostiene López Contreras que Cipriano Castro sostuvo conversaciones en Caracas con grupos opositores que fraguaban un golpe contra el Presidente Andrade, quién pretendía reformar la constitución, asumir la dictadura y crear su dominio político sobre el caudillaje tradicional; dice López Contreras que estas reuniones se efectuaron en casa del General Ramón Ayala, contando con asistencia de  Raimundo Andueza Palacios, Juan Pietri, Carlos Urrutia, Carlos Alberto Urbaneja, José María Ortega Martínez, Francisco Tosta García, Manuel Modesto Gallegos, Neptalí Urdaneta entre otros y ofrece en su libro su versión de la razón política del movimiento armado conocido como  la Revolución Libertadora.

 

Bien conocidos son los sentimientos y aspiraciones del pueblo de Los Andes por levantar la cruz del dominio tradicional político y militar de las oligarquías conservadoras y liberales, alternadas en el poder central desde el primer gobierno del General Páez hasta el último del General Crespo. Este dominio apenas moderado en cortos períodos durante los gobiernos de Vargas, Soublette, Rojas Paúl y Andueza Palacios, se caracterizó en el gobierno del General Ignacio Andrade por el apoyo irrestricto a una minoría regional del titulado Partido Liberal Amarillo, sostenida en Los Andes por su imposición, pero carente de prestigio y señalado por su intransigente sectarismo político.[5]

 

Inicia Cipriano Castro su gestión de gobierno con un país en quiebra, con los precios en el mercado internacional de los producción agrícola de exportación en el suelo y una deuda pública externa ascendente que el gobierno no tenía capacidad de cancelar, esto aunado al descontento de los caudillos tradicionales sin ningún acceso al grupo de poder, el  exagerado personalismo de Castro y la manera caprichosa con la que conducía los destinos de la nación, contribuyeron al fracaso de su gestión.

 

          Castro trajo algo en que sólo sería superado por su compadre y sucesor: la liquidación de la libertad de prensa y, la manía continuista. En los primeros años toleró las discrepancias, valga el caso de aquéllas expresadas en los voceos nacionalistas, pero llegó un momento en que el periodismo se redujo a El Constitucional y las hojas restauradoras. Y en cuanto al continuismo, la Constituyente de 1901, controlada a todos los niveles, había establecido en la Constitución el período sexenal, pero el Congreso de 1904 interrumpió el que estaba en curso, confirmando el lapso de seis años, aunque con inicio el 23 de mayo de 1905, reelección que buscaba prolongar la presidencia de Castro hasta la celebración del Centenario de de la Independencia.[6]

 

El conflicto de Castro con los banqueros que se negaban en otorgarle un empréstito al gobierno, la revisión minuciosa de los términos de contratación por medio de la cual de concedieron derechos para la explotación de recursos no renovables y los atraso en los pagos con los países acreedores, generaron sendos conflictos al gobierno a nivel nacional e internacional. La guerra de los banqueros o Libertadora la liderizaba el General y banquero Manuel Antonio Matos, vinculado con empresas y capital extranjero, quién recibió recursos para este propósito de la siguientes empresas: New York and Bermúdez Company,  Orinoco Shipping Company, Intercontinental Telephone Company, American Telephone Company, Asphalt Company of America, Norddeutsche Bank, Pensilvania Asphalt Paving Company, The New Trinidad Asphalt Paving. La Libertadora a pesar de que contó con enormes recursos financieros y hombres que se oponían al nuevo circulo dominante de los andinos, fracaso frente al ejército de Castro en la localidad de La Victoria y aniquilado en ultimo reducto en Ciudad Bolívar por Juan Vicente Gómez, quién ya se había ganado respeto y liderazgo dentro de las filas militares, en las que Castro había invertido tiempo y recursos para su profesionalización.  

 

La decisión de Castro de no reconocer deuda pública con anterioridad al 24 de mayo de 1899, la incapacidad de pago del servicio de la deuda con los acreedores extranjeros, fueron el motivo que impulsaron las demandas judiciales a nuestro país y la ocupación a la fuerza por embarcaciones de nuestros puertos y costas por la armada inglesa y alemana principalmente. El conflicto se resolvió por la vía diplomática, la nación venezolana le manera desacertada envistió al embajador norteamericano en nuestro país Herbert Bowen como plenipotenciario para resolver el bloqueo.

 

La soberanía nacional quedó en bancarrota frente al mundo entero, gracias a la superioridad de las armas aliadas empleadas en el bloqueo. Para restaurar nuestros fueros se delibilitaron parte de otros atributos soberanos al negociar bajo presión bélica, al hacerlo en un país que debido a su posición previa y al hecho de haberse convertido en reclamante de indemnizaciones no podía ser clasificado de neutral; además al utilizar como intermediario al representante diplomático de ese mismo país ante el nuestro. Para que fuese suspendida la presión, en los protocolos de Washington  tuvimos que admitir en principio la justicia de las reclamaciones, que después se evidencio no eran tan justas. Aceptamos todos los daños morales y materiales sufridos con humildad, exclusiva de los vencidos; enajenamos la potestad de administrar nuestros recursos impositivos según el interés nacional, en beneficio de otras potencias, con una clausula de intervención fiscal que pendió sobre la Hacienda Pública durante muchos años, hasta la cancelación total de las deudas.[7]

 

Los excesos de su vida intima le minaron la salud, en 1907 se embarcó para Europa para someterse a tratamiento médico, situación que aprovechó su compadre y más efectivo colaborador Juan Vicente Gómez para acceder al poder e instaurar en nuestro país la mas larga tiranía. Gómez liquidó el caudillismo con la profesionalización y dotación de equipo y asesores extranjeros las fuerzas armadas. La recuperación de los precios en el mercado internacional y los nuevos ingresos producidos por la explotación petrolera, aunado a su excelente relación con las expresas extranjeras que explotaban nuestro petróleo contribuyeron de manera decisivamente al afianzamiento de poder.

  

BIBLIOGRAFÍA

 

Cartay, Rafael (2007). La crisis económica y sus repercusiones en la economía venezolana.

Disponible en:

http://iies.faces.ula.ve/Revista/Articulos/Revista_11/Pdf/rev11Cartay2pdf

 

García Torres, Rafael (2007). Fermín Toro: Teoría nacional de la sociedad y republicanismo cívico.

Disponible en:

http://www.scielo.org.ve/scielo.php?cript=sci_arttext&pid=S1315-52162007000100005&nrm=iso&tlng=pt

 

López Contreras, Eleazar (1986). El Presidente Cipriano Castro. Ediciones de la Imprenta Nacional.

 

Pino Iturrieta, Elías (1974). Castro. Epistolario presidencial (1899-1908). Ediciones de la Universidad Central de Venezuela.

 

Ramírez Colina Oswaldo (2007). El orden-económico-financiero internacional venezolano (1900-1958).

Disponible en:

 http:/www.monografias.com/trabajos5/econvenez/econvenez.shtml

 

Sanoja Hernández, Jesús (1999). El legado de Cipriano Castro. En el centenario de la Revolución Liberal Restauradora.

Disponible en:

http://www.analitica.com/Bitblio/sanoja/castro.asp

 

Velásquez, Ramón José (1993). La caída del liberalismo amarillo. Editorial Planeta.

 

[1] García Torres, Rafael (2007). Fermín Toro: Teoría racional de la sociedad y republicanismo cívico, pág. 4.

[2] Cartay, Rafael (2007). Las crisis económicas y sus repercusiones en la economía venezolana., pág.1

[3] Velásquez, Ramón José (1993). La caída del liberalismo amarillo, pág. 313

[4] Velásquez, Ramón José (1993). Ob.cit, pág. 331.

[5] López Contreras, Eleazar (1986). El Presidente Cipriano Castro, pág.128.

[6] Sanoja Hernández, Jesús (1999) El legado de Cipriano Castro. En el centenario de la Revolución Liberal Restauradora. Pág. 3.

[7] Ramírez Colina, Oswaldo (2007). El orden económico financiero venezolano (1900-1958)

 
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